Edafología. Volumen 7-3. Septiembre 2000. pág 105-112.
RESUMEN. Se valora
la aptitud de las tipologías de suelos más representativas
del Término Municipal de Cuevas del Becerro (Málaga)
para el cultivo de cereales. Para ello se analizan previamente
parámetros físicos, físico-químicos
y químicos de los suelos y propiedades extrínsecas
como el clima o la topografía. Observamos las limitaciones
que presentan, para estos cultivos, las diferentes tipologías
de suelos estudiadas en función de características
climáticas, topográficas, edáficas y analíticas.
INTRODUCCIÓN
El Término Municipal de Cuevas del Becerro se encuentra situado al norte
de las estribaciones de la Serranía de Ronda, entre los Sistemas Béticos
y la Depresión del mismo nombre, cercano al límite de la provincia
de Málaga con la de Sevilla al noroeste y con la de Cádiz al este
(Fig. 1).
El relieve predominante en la zona es escarpado y moderadamente escarpado (clases 4 y 5) e inclinado (clase 3) según F.A.O. (1977) con áreas suavemente inclinadas (clase 2) al este, en torno al municipio y fundamentalmente al suroeste.
De acuerdo con la clasificación climática de Papadakis (1980), los inviernos son de tipo Citrus o Avena cálida y los veranos Algodón o Arroz; mientras que por el régimen de humedad, el clima se podría definir como Mediterráneo seco o subhúmedo.
Para caracterizar el clima del suelo, se han utilizado los datos de precipitación y temperatura del aire (Soil Survey Staff, 1997) de un total de 7 estaciones, de las cuales sólo dos (Cuevas del Becerro y Teba) son termopluviométricas, contando el resto con datos pluviométricos exclusivamente. La distribución mensual de las precipitaciones refleja su concentración en los últimos meses de otoño y durante el invierno, decreciendo durante la primavera y llegando a ser muy escasas durante la época estival. Las temperaturas medias anuales se sitúan en torno a los 14,5 °C, con mínimos de 7,5 °C en el mes de Enero y máximas de 23 °C en los de Julio y Agosto. Los regímenes de humedad y temperatura calculados son Xérico y Térmico, respectivamente.
La vegetación natural está definida como Durilignosa continental, apareciendo la formación Aestillignosa, que caracteriza la transición de los bosques perennifolios a los caducifolios; en cuanto a las distintas formaciones vegetales existentes en su ámbito, se pueden diferenciar cultivos de secano, matorral, pastizal, especies forestales y regadío.
Geológicamente, se distinguen en el área: Zona Subbética, Unidades con flysch del tipo Campo de Gibraltar y Formaciones Post-mantos.
MATERIAL Y MÉTODOS
Hemos descartado la aplicación de sistemas de evaluación
generales, ya que estos suelos tienen mayoritariamente una eminente
vocación agrícola, centrándonos, por tanto,
en sistemas de evaluación específicos.
El método de evaluación diseñado consiste en recopilar los principales requisitos de los cultivos y, a partir de aquí, establecer un sistema gradual (matrices de gradación) basado en grados de limitación, que orienten posibles mejoras para cada característica o desaconsejen la implantación del cultivo. De esta forma un cultivo será el ideal en una zona, cuando las características del medio coincidan con sus requisitos (grado de limitación 0) y disminuirá su aptitud a medida que aumenten los grados de limitación.
Los cultivos analizados son los siguientes:
- Cereales de invierno: trigo, cebada, avena y centeno.
- Cereales de primavera: maíz.
Los requisitos de los cultivos han sido extraídos de los
trabajos de Sys et al. (1991), Martínez (1991), Asensio
(1994), así como de las hojas divulgadoras del Ministerio
de Agricultura, revista Abrego y la opinión de agricultores
y técnicos agrícolas del área de estudio.
Al aplicar las matrices de gradación que elaboramos para la zona, hay que tener en cuenta que los grados de limitación no son excluyentes para el cultivo de una determinada especie, sino que hacen referencia a la menor o mayor productividad de la misma en la zona. Así un grado de limitación 3 puede originar pérdidas de un 25-50% en la productividad, pero no hace referencia a la calidad del producto. No obstante, un estudio de la relación calidad/costo, debería elaborarse mediante encuestas a los agricultores de la zona, junto con un estudio de productividad a la hora de tomar la decisión para implantar un determinado cultivo.
El desarrollo de los cereales transcurre en cinco etapas (germinación, ahijamiento, encañado, espigado y maduración), con requerimientos diversos, que repercuten en el rendimiento y calidad de la producción. De todos ellos, quizás son las características climáticas las más selectivas, como se indica en sus matrices de gradación.
RESULTADOS Y
DISCUSIÓN
Cuando los datos climáticos de la zona son abundantes,
es más exacto aplicar la clasificación de Papadakis,
J. (1966). Las exigencias de los cultivos en este caso se resumen
a continuación:
Cultivo Tipo
invierno Tipo Verano Régimen humedad
Trigo ti o más suave t o más cálido
Me o más húmedo
Cebada Tv o más suave t o incluso P o
A Me o más húmedo
Avena av o más suave t o incluso P
o A Me o más húmedo
Centeno ti o incluso Pr t o más cálido
Me o más húmedo
Maíz M o incluso T (Regadío)
En líneas generales se trata de especies de clima mediterráneo donde el invierno oscila de frío a templado y húmedo, la primavera es templada y húmeda, con veranos secos y calurosos. No obstante, cabe destacar que la cebada, avena y centeno soportan mejor el frío y las heladas que el trigo; el maíz es el cultivo con mayor exigencia hídrica, seguido de avena, trigo y cebada.
En cuanto a los parámetros edáficos, se puede decir que el trigo y maíz requieren suelos profundos; la cebada se da en tierras fértiles, pero puede tener buenas producciones en suelos poco profundos y el resto no son muy exigentes respecto a esta característica. Los 9 perfiles estudiados se localizan como observamos en la Figura 2.
Desde el punto de vista taxonómico, estos perfiles de suelos corresponden a:
P-1037-1.- Leptosol lítico (FAO, 1998);
Xerorthent lítico (USDA, 1997)
P-1037-2.- Cambisol vértico (FAO, 1998); Xerochrept vértico
(USDA, 1997)
P-1037-3.- Regosol calcárico (FAO, 1998); Xerorthent típico
(USDA, 1997)
P-1037-4.- Fluvisol calcárico (FAO, 1998); Xerofluvent
áquico (USDA, 1997)
P-1037-5.- Vertisol gypsico (FAO, 1998); Haploxerert típico
(USDA, 1997)
P-1037-6.- Luvisol crómico (FAO, 1998); Rhodoxeralf típico
(USDA, 1997)
P-1037-7.- Cambisol vértico (FAO, 1998); Xerochrept vértico
(USDA, 1997)
P-1037-8.- Vertisol eútrico (FAO, 1998); Haploxerert típico
(USDA, 1997)
P-1037-9.- Leptosol réndsico (FAO, 1998); Xerorthent lítico
(USDA, 1997)
Como se puede observar en las matrices (Tablas 1 y 2),
donde los grados de limitación corresponden a disminuciones en el rendimiento
del 0, 10, 25, 50 y 100%, otro parámetro a destacar es el pH, que permite
seleccionar el cereal más adecuado, desde el trigo en suelos básicos,
al centeno en los ácidos. De la misma forma, la proporción de
carbonatos es selectiva con los cereales. Además, son tolerantes con
la salinidad y alcalinidad salvo la avena y el maíz.
Respecto a la fertilidad del suelo, los requerimientos son muy
semejantes, aunque en el maíz la exigencia de nitrógeno
es mayor, pues de él depende el contenido proteínico
del grano.
En las Tablas 3 y 4 observamos la buena disponibilidad de estos suelos para el cultivo del trigo, salvo los Vertisoles (5 y 8) y el Cambisol vértico (7) que presentan una limitación edáfica debido a su drenaje y profundidad al material impermeable. Este último factor limitante se repite con el Luvisol crómico (6) y algo similar ocurre con la profundidad a la caliza penetrable en el Leptosol lítico (1). En el Regosol calcárico (3) la mayor limitación para el cultivo de trigo se debe al elevado contenido en CaCO3; igual sucede en el caso de los cultivos de maíz y centeno. Para el cultivo de maíz, junto a la lógica limitación de profundidad de los Leptosoles (1 y 9), se repiten las limitaciones de las tipologías vérticas. Quizás sean cebada y centeno los cultivos más tolerantes para los suelos vérticos. Para el Regosol calcárico (3) los cultivos más recomendables, aún sin presentar grandes producciones, serán la avena y cebada. En el resto de tipologías de suelos estudiadas, el cultivo de cereales no suele presentar graves problemas respecto al grado de limitación, de manera que no hay disminuciones en el rendimiento superiores al 25%.
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